La perspectiva de un acuerdo, a cerrar la próxima semana, se cierne sobre el conflicto laboral desatado en las instalaciones deportivas gallegas. Si la negociación entablada por los sindicatos convocantes y la patronal es respaldada por los trabajadores, se pondría fin en cuestión de días a una huelga que comenzó el 1 de febrero y se ha prolongado a lo largo de cinco semanas. Con pacto o sin él, los empleados de la piscina municipal de Cambados volvieron ayer a sus puestos, lo que propició la apertura del complejo.
La decisión de los operarios de la empresa concesionaria de las instalaciones, Pazos, fue celebrada por un buen número de usuarios, que acudieron masivamente a la piscina. Se trataba, sobre todo, de niños, deseosos de retomar las actividades relacionadas con el agua y la natación. No en vano, en Cambados hay alrededor de setecientos pequeños matriculados en este tipo de cursos, a los que se unen alrededor de 350 abonados adultos.
Mientras, en Vilagarcía, los responsables de Serviocio continúan trabajando para recuperar la actividad en la mayor de sus dos piscinas. El vaso, con capacidad para 600.000 litros de agua, tuvo que ser vaciado al detectarse la presencia de un detergente que fue arrojado por los saboteadores que accedieron al interior del recinto en la madrugada del jueves. Sus autores vertieron, asimismo, fragmentos de vidrio en la zona de baño, pero su recuperación no entrañó mayores problemas.
Cerrada varios días
El vaciado, que comenzó el viernes por la tarde, se prolongó durante la jornada de ayer. Será necesario, al menos, un día más para concluir su llenado con agua limpia, y otro para calentarla. De esta forma, no es probable que las instalaciones vilagarcianas puedan reabrir sus puertas antes del martes. Tanto el gimnasio como la piscina pequeña y el área de Spa están funcionando, en cambio, con absoluta normalidad.
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