Desprovisto de los focos de la inauguración oficial de la noche anterior, el centro cívico Ibaiondo, la nueva joya de la corona de la red municipal, abrió sus puertas con puntualidad británica. Apenas había transcurrido cinco minutos de la apertura del telón cuando, envuelto en una bruma heladora, una silueta cruzó su portón acristalado con paso firme. El primer usuario un público potencial de 40.000 vecinos.
Su nombre, Ángel Cantera. Vitoriano de 36 años y avezado nadador. Se zambulle nada menos que cinco veces a la semana. Hasta ayer lo hacía en el complejo de Abetxuko, pero desde sus primeros largos en la piscina de 25 metros de Ibaiondo lo tenía más que claro. «Esto es una pasada. Si tuviera que ser malo malísimo y buscar algún fallo, tan sólo podría decir que me ha costado encontrar el banco en el que dejar la toalla», compartió picarón. «No, en serio, me ha impresionado».
El deportista avanzó con un gesto de admiración por el interior del cubo de cristal, hormigón y acero. Llegó al vestíbulo, el control de entrada, el inmaculado vestuario masculino y, tras darse la pertinente ducha, se dio un chapuzón en la zona de piscinas, probablemente el punto más espectacular del complejo, gestado en la época de Alfonso Alonso e impulsado por el actual alcalde, Patxi Lazcoz.
Pero Ángel no fue el único en descubrir la 'joya'. Según corrieron las agujas del reloj, la cola creció ante la ventanilla de la entrada. Muchos demandaban información sobre la amplia gama de actividades programadas. Otros querían datos acerca de los horarios de apertura y cierre del inmueble. Alguno, simplemente, pasó «a curiosear después de que por fin hayan quitado las vallas».
«Es supergrande»
El último miembro de la red municipal de centros cívicos ofrece una superficie de 14.000 metros cuadrados y un sinfín de actividades. ¿La inversión acometida? 13,8 millones de euros.
Ajena a estas mareantes cifras, Jana Galáparo aguardaba su turno en la fila. «Vengo a apuntarme a aeróbic mix y a batuka. Por dentro aún es más espectacular, aunque echo de menos un gimnasio como el que hay en Mendizorroza», solicitó la joven. «Es supergrande», añadió su amiga Soraya Marín.
Mimetizado entre la gente, Carlos López de Alda, coordinador del centro, recibía a su nuevo 'público' con una sonrisa tatuada en el rostro. «Todo el personal tenía unas ganas tremendas de que llegara este día. Estamos expectantes y con ganas de que la gente disfrute del centro», estimó.
«Según pasen los días todos nos iremos familiarizando. De momento, esta misma tarde -por ayer- los chicos del colegio de Ibaiondo empezarán a utilizar las canchas», relató el coordinador. Mientras éste y sus colaboradores se afanan en atender a sus nuevos clientes, Ángel continuaba braceando en la piscina.
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